Migración y refugio a 50 anos del Golpe
A pesar de estar rodeado por la gigantesca Cordillera de Los Andes, el intrépido Mar Pacífico, los hielos inmensos por el sur y al norte por el desierto más árido del mundo, miles de personas llegaron a vivir a Chile en los últimos cien años, aún en tiempos en los que no existía la aviación o subirse a un avión era un lujo imposible de costear.
Europeos, árabes y judíos, en la primera mitad del siglo XX, vinieron huyendo de las guerras y sus devastadoras consecuencias. Algunos viajaban en barcos hasta puertos argentinos para luego cruzar las montañas, incluso encima de mulas o caballos, para llegar a trabajar en el salitre, cosechar el campo o echar andar un pequeño negocio, que les permitiera cubrir sus imperiosas necesidades y tal vez prosperar, para regresar en mejores condiciones a sus tierras algún día.
Un icónico hecho de esta etapa de la Historia se produjo con la llegada del Winnipeg, navío con nombre de ciudad canadiense que recaló en el Puerto de Valparaíso en el año 1939, trayendo consigo a casi 2000 personas, que encontraron en el país resguardo contra la impactó que representó para sus vidas la Guerra Civil Española.
Años más tarde, entre las décadas de los 50´s y 70´s, llegan nuevamente al país personas migrantes y refugiadas. La mayoría eran jóvenes de América Latina que encontraban en Chile la posibilidad de desarrollar conocimientos en sus disciplinas, absorber la cultura del Cono Sur o lograr la protección contra la opresión de las dictaduras que azotaban en sus lugares de origen. Parte importante de este grupo, en los tiempos de la Unidad Popular, se sumó activamente a la experiencia inédita de construir el socialismo por la vía democrática, contagiados con el espíritu transformador y el sentimiento latinoamericanista que reinaba en la época.
El 11 de septiembre de 1973 se produce el Golpe de Estado en Chile. Comienza a desatarse una crueldad sin límites, que duró 17 años e impactó en la vida de todo un país y de miles de personas como víctimas directas de los atropellos a los derechos humanos. Dentro de esas también se cuentan migrantes y refugiados. Justamente muchos y muchas que habían encontrado antes en esta tierra “el asilo contra la opresión”, la esperanza o el abrigo, se enfrentaron a la muerte, la desaparición, la persecución, la tortura o el destierro, junto a chilenos y chilenas.
Para salvar sus vidas un gran número de nacionales y extranjeros huye del país, reciben asilo de otros Estados y libran la dura tarea de comenzar de cero, con la existencia fracturada, familias desmembradas y la esperanza rota, aferrándose a los brazos que les tienden en ese otro puerto al que pudieron arribar.
Los acontecimientos de la historia reciente dan cuenta de que la crueldad del fascismo no distingue fronteras, pero la capacidad de los seres humanos por cobijar y solidarizar en tiempos oscuros nunca se ha visto limitada por los pasaportes.
A 50 años del Golpe de Estado en Chile honramos a todas las víctimas de la dictadura, independientemente de sus nacionalidades, pero reconociendo explícitamente entre ellas a quienes perdieron su vida en esta tierra habiéndola elegido como un espacio seguro y protector. En estos 50 años recordamos a todas las personas que, en todos los rincones del mundo, abrieron sus puertas y corazones para refugiar a quienes iban huyendo del horror y les permitieron sostener sus vidas. Si alguna certeza nos queda después de todo es que, como dijo José Martí, “Patria es Humanidad”.
Texto publicado originalmente en https://www.revistasur.cl/revistasur.cl/2023/09/migracion-y-refugio-a-50-anos-del-golpe/