Vanessa González Peña, la activista venezolana que trabaja por la defensa del derecho humano a migrar en Chile
Vanessa González Peña, es una psicóloga de 28 años que decidió migrar a Chile hace dos años atrás por la situación social y económica que vive su país natal. Desde noviembre del 2020 es la presidenta de la Coordinadora Nacional Migrante, y desde ahí busca visibilizar las desigualdades de género presentes en la migración.
Luchar contra la xenofobia, el racismo y los discursos de odio contra las personas migrantes en Chile, en especial contra todas las formas de violencia hacia las mujeres, son la principal motivación de Vanessa González, para asumir la presidencia de la Coordinadora Nacional de Inmigrantes en Chile, organización de la sociedad civil que defiende el derecho a la migración y que agrupa a diversos colectivos migrantes en las principales regiones del país entre ellas, Región Metropolitana, Antofagasta, Valparaíso, y Araucanía.
Es la primera mujer en asumir este cargo desde la creación de la coordinadora migrante en el año 2016, y llega a este puesto de liderazgo tras su paso por la Secretaría de Mujeres Inmigrantes, organización social con perspectiva de género dedicada a apoyar y educar a las mujeres en materia de derechos, así como el fortalecimiento político feminista en las mujeres inmigrantes del país, quienes además de la discriminación asociada a su condición de inmigrantes, deben enfrentar otros obstáculos vinculados al género.
“El machismo no tiene fronteras. Las mujeres seguimos sometidas a diversas situaciones que derivan del sistema patriarcal, pero además cuando eres una mujer migrante estamos sujetas a situaciones de mayor vulnerabilidad, situación que se agudiza cuando se dificulta la regularización migratoria, pues no somos consideradas sujetas de derecho. Esta brecha es mucho más grande cuando hablamos de cuerpos racializados o mujeres migrantes provenientes de pueblos originarios específicos, no se reconoce su identidad cultural”, sostiene la activista oriunda de Caracas.
Sororidad y solidaridad migrante: Mujeres en ayuda de sus pares desempleadas producto de la pandemia por COVID -19
En 2020 debido a la cuarentena y a las restricciones de movilidad muchas mujeres migrantes perdieron sus empleos. El no poder trabajar para una mujer migrante cabeza de familia se traduce en que no puede garantizar alimento para su familia, no cuenta con el dinero suficiente para pagar el arriendo de su vivienda; y en algunos casos la imposibilidad de demostrar sustento económico ante el Departamento de Extranjería y Migración, dificulta la solicitud de las visas, ya sean de carácter laboral o de residencia definitiva en el país.
Bajo este contexto de la crisis sanitaria provocada por el COVID-19, y como respuesta rápida alimentaria, Vanessa junto a sus compañeras de la Secretaría, impulsaron en marzo del año pasado la campaña “Aporta con una canasta para una familia migrante”. El centro de acopio fue Santiago, más tarde cuando fue imposible el contacto físico, el llamado virtual fue a aportar económicamente, beneficiando de esta manera a más de mil familias a lo largo del país.
La campaña liderada por mujeres para mujeres fue exitosa porque: “Nos anticipamos al contexto, sabíamos que la crisis iba impactar de manera negativa a las mujeres migrantes y chilenas, y que sus fuentes laborales se iban a ver afectadas. Otro factor clave fue la articulación con organizaciones feministas que trabajan con las mujeres directamente en los territorios, así garantizamos que la ayuda llegará a las mujeres jefas de hogar que realmente lo necesitaban”.
La sororidad y solidaridad femenina se hizo presente. Es así como la iniciativa que sería por un par de meses se extendió a seis, y además se amplió para ir en ayuda de mujeres chilenas. De esta manera, las canastas alimentarias fueron compartidas sin importar la nacionalidad de las mujeres, destacando así el sentido colaborativo femenino a través de la integración de redes y trabajo comunitario.
Desafíos 2021 en el marco del COVID-19
La pandemia agudizó las desigualdades, por eso como presidenta su principal reto en este primer semestre del 2021 es que se reconozca el acceso universal a la vacuna contra el COVID-19 a las y los migrantes que aún no están regularizados, en especial a aquellos connacionales venezolanos que ingresaron al país por pasos no habilitados.
“Invertir en la salud de los migrantes no sólo es lo correcto, sino que acarrea beneficios de cohesión social, es un derecho humano y como tal se le debe garantizar a las personas, sobre todo si están en situación de vulnerabilidad”.
Desde su liderazgo González Peña insta a las mujeres migrantes a alzar la voz para defender su identidad y no desaparecer. Las motiva a ser visibles ante la sociedad y así elevar sus demandas para que sean escuchadas, desde su punto de vista la clave está en la participación y el fortalecimiento de redes de apoyo y el acompañamiento a través de colectivos organizados que permitan articular sus demandas. Vanessa conoce el poder del trabajo colaborativo y espera que este sea su sello durante su gestión como presidenta de la Coordinadora Nacional de Inmigrantes en Chile.
Texto publicado originalmente en https://lac.unwomen.org/es/noticias-y-eventos/articulos/2021/04/mujeres-en-espacios-de-poder---vanessa-gonzalez